En la región italiana de Emilia-Romaña, a pocos kilómetros de Bolonia, se esconde uno de los secretos mejor guardados de Italia: Dozza, un pintoresco pueblo medieval que parece haber salido de una pintura… literalmente.
Este rincón encantador es conocido como un museo al aire libre, y no es para menos: sus calles están repletas de murales que decoran las fachadas de casas, tiendas y edificios históricos.
Cada dos años, artistas de todo el mundo llegan hasta aquí para participar en la Bienal del Muro Pintado, un evento que transforma a este pequeño pueblo, con menos de 2.000 habitantes, en una galería viviente, donde el arte contemporáneo se funde con la arquitectura medieval.
El resultado: un lugar mágico donde cada callejón invita a detenerse, mirar, y sacar una (o muchas) fotos. Las obras varían desde escenas surrealistas hasta retratos cargados de simbolismo.
Para participar en la Bienal del Muro Pintado de Dozza - que se celebra en años impares durante septiembre - los artistas deben postularse previamente. La selección no es abierta ni automática, sino que existe un proceso curado y competitivo.
¿Cómo es el proceso?
- Convocatoria: Antes de cada edición, se lanza una convocatoria a nivel nacional e internacional.
- Postulación: Los artistas interesados deben enviar un portafolio con trabajos previos, propuestas artísticas y una carta de motivación o concepto de lo que planean realizar.
- Selección curada: Un comité artístico conformado por curadores, historiadores del arte y representantes de la organización local (incluido el municipio de Dozza y la Fundación Dozza Città d’Arte) evalúa las propuestas.
- Criterios: Se busca que los murales estén en armonía con el espíritu del pueblo, sean técnicamente sólidos, creativos y que propongan algo nuevo.
Una vez seleccionados, los artistas viajan a Dozza y pintan in situ durante una semana, convirtiendo las calles del pueblo en un espectáculo de arte vivo que los visitantes pueden ver en tiempo real.
¿Qué más puedes visitar en Dozza?
La Rocca di Dozza, una imponente fortaleza medieval del siglo XIII, es el corazón histórico y cultural del pueblo.
Situada en lo alto de una colina, ofrece vistas panorámicas espectaculares de los viñedos y colinas onduladas de Emilia-Romaña. Su estructura está magníficamente conservada, con torres, patios internos y salones que conservan el encanto de la época.
Hoy en día, esta fortaleza alberga la Enoteca Regional de Emilia-Romaña, un verdadero templo para los amantes del vino. Aquí se pueden degustar y comprar más de 800 etiquetas de vinos de la región, entre ellos el célebre Sangiovese, el refrescante Albana y el espumoso Pignoletto. Además, se organizan visitas guiadas, catas y eventos que conectan el arte, la historia y el sabor.
Y si de deleites se trata, Dozza es un festín para los sentidos
Sus trattorias y hosterías tradicionales invitan a disfrutar de la gastronomía local en un entorno acogedor y auténtico. Platos como los tortellini al ragù, la piadina romagnola o los cappelletti encuentran su maridaje ideal en los vinos del lugar. Caminar por sus callecitas empedradas, entre murales coloridos y aromas tentadores, convierte a Dozza en una experiencia que combina arte, historia y placer gastronómico como pocas.
Este pequeño pueblo es una parada obligada si buscás una experiencia diferente en Italia: arte, historia, paisajes y sabores inolvidables… todo en un mismo lugar. ¿La mejor parte? Todavía es un destino poco turístico. Así que, si estás planeando tu próxima escapada, Dozza podría ser tu joya escondida por descubrir.